Sexo en el trabajo? Por qué no?

Dicen que el sexo entre colegas aumenta la productividad en el trabajo. No me extraña, la verdad. No es lo mismo la motivación al salir de la cama a las 7 de la mañana para afrontar una jornada sin descanso de 8 o 10 horas, que saber que en tu lugar de trabajo te vas a encontrar a tu churri, con el que con un poco de suerte te vas a dar un revolcón a media mañana a la hora del coffe y con el añadido morboso de que no dejarse sorprender por los compañeros.

 No os acordáis de aquellas señoras que todas las mañanas esperaban con gran anhelo al operario que enfrente de ellas se despojaba de la camisa y se bebía la cocacola?. Pues eso, que no es lo mismo.

Las maratonianas jornadas laborales incitan a la confraternización entre colegas, el afterworking está mas vivo que nunca y el sexo entre compañeros de trabajo a la orden del día.
Casi el 50% de los trabajadores reconocen haber vivido un rollete en el curro, y digo yo: No pasaba lo mismo cuando éramos pequeños y nuestros padres no querían ni muertos oír hablar de colegios mixtos?? Porqué pensáis que era? pues simplemente porque cuando ambos sexos convivimos tantas horas en el mismo habitáculo, compartimos alegrías, frustraciones, logros y decepciones, al final salta la chispa. 
Mirad que he hablado del 50%, con lo que otorgo el otro 50 a aquellos que deciden ser fieles y leales a sus parejas.

Que ahora no venga nadie rasgándose las vestiduras diciendo que ellos van al trabajo a trabajar y solo a trabajar, eh?? Si tu y tu pareja pertenecéis al 50% de los leales y fieles, enhorabuena.
A mi, por otro lado me parece muy requetebién aquellos que, sin dañar a un tercero y con discreción, a parte de deslomarse en el trabajo son capaces de pasar un buen rato. Si encima la productividad y el buen rollo en la empresa mejora, pues imaginate!!

Lo que si aconsejo es mucho ojo para aquellos que estando en una posición de poder en sus empresas, inician una relación con un subalterno por muy bueno-a que esté. De ahí al acoso sexual hay un paso, y trepas ha habido siempre. Basta negarle cualquier capricho, un ascenso, una subida de sueldo, una promoción, para estar realmente muerto.