Ni mejor ni peor, pero idealista siempre.
Suelo inclinarme casi siempre a ver las cosas de una manera ideal o perfecta. Intento ver el vaso medio lleno, nunca medio vacío. Soy positiva, creo que casi siempre las cosas me van a salir bien y ello me lleva irremediablemente a arriesgar mucho, demasiado en algunas ocasiones (pero tengo a mi marido Realista donde los haya para que me lo arregle)…..
Los idealistas nos arriesgamos mucho ya que pensamos que nada malo nos puede pasar y que si así fuera nos recompondríamos rápidamente.
Tenemos una fe ciega en nosotros mismos y en nuestros semejantes y una confianza que, a veces y para los que no te conocen, podría rallar en la chulería y la prepotencia, pero nada más lejos de la realidad.
Solemos ver siempre la parte buena de las personas y de las situaciones.
En un restaurante, por ejemplo, el Idealista no mira la carta, se deja aconsejar. El Realista se la estudia y pide solo aquello que sabe que le va a gustar.
Los idealistas creemos en el poder de cambiar de las personas, en que los malos momentos suelen pasar solos y que casi siempre son precedentes de algo mucho mejor.
Confiamos en que las cosas pasan porque tienen que pasar, no hay mas remedio y en que de todas y cada una de las situaciones de la vida se saca una enseñanza y algo positivo.
Si llegamos al cine y resulta que no echan la peli que queremos, pues cambiamos!!! que pasa?? el realista se pilla un globo que pa que….
Los idealistas no tienen complejos, ni inseguridades, nos aceptamos como somos, claro que podríamos estar mejor, pero también peor.
Nos conformamos con lo que tenemos y lo que somos. No necesitamos más. Ni envidiamos ni ansiamos mas de lo que somos y tenemos y nos alegramos por estar rodeados de gente de la cual aprender y disfrutar.
Pensamos firmemente que cuanto mejor les vaya a los demás mas felices seremos todos y mas disfrutaremos de la vida con ellos.
Si nuestros hijos sacan un 6 en un examen nos ponemos contentos porque vemos un amplio margen de mejora, el realista se cabrea porque cree que el próximo lo suspenderán…
No es fácil convivir con un idealista, lo se.
A veces desesperamos a los demás porque nos negamos a ver el lado feo, a todo le buscamos un porqué e intentamos disculpar lo indisculpable..
Para que hacernos mala sangre si estamos convencidos de que antes o después pagaremos por nuestros actos, malos y buenos???
Cambiamos de opinion a menudo (en menos de 5 minutos), somos volubles, caprichosos a veces y solemos tener bruscos cambios de humor cuando algo, en lo que confiábamos ciegamente, nos sale mal.
No estamos y no queremos estar preparados para los contratiempos.
Los realistas, pobrecitos ellos, tienden a ver la realidad tal y como está en el momento. Tienen una visión pragmática y real de cada situación y siempre tienen un plan.
Evidentemente sufren mucho mas que nosotros ya que su concepto de mejora es muy poco esperanzadora y se rompen la cabeza buscando la solución a sus problemas (o a los de sus semejantes)..
Los realistas, por supuesto, toman decisiones más seguras y prácticas que los idealistas pero resultan muchísimo más afectados ante los fracasos y son mas difíciles de motivar.
En sacar del pozo a una persona idealista se tardan dos minutos, pero a un realista nunca se sabe….
Lo mismo ni lo sacas….
El idealista siempre abraza, el realista se deja abrazar...
Otra cuestión son las metas.
El Idealista piensa que puede con todo y se fija unas metas de lo más exigentes y probablemente inalcanzables, mientras que los realistas difícilmente se pondrán una meta que no puedan alcanzar (tienen tanto miedo a fracasar que prefieren ponerse el listón bajito para irlo subiendo poco a poco).
Basándonos en esto podríamos pensar que los "Idealistas" somos medio memos, que vivimos en los mundos de Yuppi y que no queremos ver la "triste"( nunca mejor dicho en estos momentos) realidad.
Que somos como Rosita, aquella friki de gran hermano y solo nos falta ir plantando margaritas y ordeñando vacas.
Pero no es así; los idealistas, en estos tiempos que corren, hacemos más falta que nunca. Alguien tiene que transmitir esperanza, ver el lado menos feo de la situación y pensar que esto va a cambiar (y para bien, por supuesto…).
No es que seamos unos ilusos y vivamos en la utopía, no es así. Nos damos cuenta de la realidad de la vida, sufrimos por no poder cambiar las cosas (con lo fácil que lo vemos), somos hiper sensibles y querríamos que todo fuera diferente, pero tenemos fe, dosis impensables de fe y sabemos que pronto la tortilla se dará la vuelta.
La pareja ideal???'
Según mi humilde opinión la compondrían un Idealista y un Realista.
El primero aportaría la chispa, la dosis de locura necesaria para no caer en el tedio, esperanza, ilusión, y sobre todo muchas ganas de vivir y afrontar cualquier problema que se presentase.
El otro, el Realista, ayudaría a tener los pies en la tierra, a no pasarse de rosca, a evitar euforias desenfrenadas y a situarnos en el mundo Real, aunque sea precisamente de lo que pretendemos huir…..
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